lunes, 24 de febrero de 2014

Consejo para pedir presupuestos: Pedir mediciones ciegas

Hola de nuevo,

La vorágine de empresas de reformas, de vocablos inauditos para mi persona anteriormente y de conceptos que asimilar sigue adelante. Ya han visitado nuestra "cueva" (es que el pobrecito piso no tiene nada, está un poco hecho polvo y todavía no hay luz) unas cinco empresas. Todavía no tenemos todos los presupuestos, pero ya entre el más alto y el más bajo hay más de 6.000€ de diferencia. Y eso, a mi entender, es mucho. El problema de alguno de ellos (curiosamente los más baratos) es que no te especifican con claridad en qué te estás gastando el dinero. Te ponen, por ejemplo, colocación de suelo tarima flotante X metros, pero no te ponen modelo ni marca ni nada del suelo, a lo mejor, si acaso, la calificación (tan de moda de mencionar) de AC4 AC5... Con lo cual te acabas volviendo loca porque buscas el suelo que tú quieres, ves el precio, y varía hasta 10€ el metro cuadrado con el precio que te dieron... y, claro, te planteas si tanto cuesta poner un metro cuadrado de tarima.

Para evitar este tipo de cosas y presupuestos en los que no sabes de dónde sale cada cifra, puedes pedirle a alguna de las empresas "mediciones ciegas". Se trata del mismo presupuesto, pero sin el membrete de la empresa en el dossier y sin precios. Solamente las mismas especificaciones y medidas (de metros cuadrados, distancias, etc) pero con la parte del precio en blanco. De esa forma, puedes pedirle a las empresas entre las que vayas a elegir, que te rellenen eso con el precio y ya vas comparando.
Otro consejo es que intentes incluir en esas mediciones ciegas el mayor número de especificaciones posibles, para afinar mucho más los precios. Por ejemplo, si vas a poner tarima en toda la casa, o dejas algún espacio con baldosas. Si vas a querer revestimiento de algún tipo en alguna pared o solo pintar. Si las puertas las quieres de un tipo/color o de otro, etc.

Parecen Son muchas cosas, pero al final te vas haciendo con todo y se hace un pelín menos enorme. Todo sea por convertir la "cueva" en un pequeño lugar con encanto.

viernes, 14 de febrero de 2014

Empieza la pesadilla... ¡Empresas de reformas!

Una vez solucionado todo el papeleo, y mientras que nos avisan para firmar la hipoteca, ha empezado lo que todos dicen que es una pesadilla. Reconozco que no tengo ni idea de reformas integrales (aunque ya estoy haciendo los deberes y documentándome mucho) pero a todo el que pregunto me dice que no me recomienda a los albañiles o empresas que estuvieron en su casa porque le amargaron la existencia. NADIE me ha hablado bien de nadie. WTF?! .Es bastante desalentador.

Así que me estoy preparando para lo peor y adoptando algunos modus operandi que tendré guardaditos para cuando haya que desenvainar la espada láser.

En primer lugar he llamado a unas diez empresas de reformas y los he citado (no a todos juntos, claro) para que vengan a ver la cueva que me he comprado. A ver cuánto me cobran por convertirla en un hogar. He mirado cientos de presupuestos por internet, que viene muy bien para hacerse una idea de cuánto puede costar una reforma integral o por partes. Por ejemplo: el cuarto de baño hay empresas que dicen cambiártelo enterito por unos 1300€ aprox (esto incluye quitar el que había, vaciar de escombros, sanear tuberías y desagües y poner todo lo nuevo, incluye sanitarios también normalmente). Luego hay otras que, por el mismo trabajo, presupuestan de entrada 2.500€. Mi idea es encontrar el más barato y el más caro (dentro de un límite de realidad) y pensar que en el término medio estará el acierto.

La cocina es lo mejor, porque aquí sí que hay de todo... He visto páginas (incluso de multinacionales grandes tipo Leroy Merlin, Ikea, Bricodepot y ese tipo...) en las que hay mobiliario a buen precio (porque ojo, cuando ves el precio de una cocina, te ponen "cocina" pero luego los hay que ya no es que te vendan solo los muebles, sino que ¡¡¡solo son las puertas!!! ¿hola?) por ejemplo, por unos 1500€ tienes todo amueblado, pero ahora empieza a poner nevera, horno, campana, vitro, etc... RUINA. Esto he decidido dejarlo casi para el final o hacerlo de forma paralela a otras cosas más divertidas.

El caso es que me siento como la que está haciendo una especie de máster intensivo sobre materiales, plazos, precios y etc. Así que, en compensación con mi constante protestamiento, os iré chivateando los sitios donde la relación calidad/precio sea, al menos, aceptable.

¡Deseadme suerte!

miércoles, 12 de febrero de 2014

Proceso de compra. Vol.III - Muchos papeles veo yo aquí

Me empiezo a dar cuenta de que todo esto de comprarse un techo es una especie de caja de Pandora, un hilo del que tiras y te quedas sin jersey, un día sin pan... un suplicio, vamos. También puede ser porque odio todo lo que conlleve un mínimo de papeleo. Y claro, el señor del banco no te da ni la hora como no le lleves hasta el parte del diente que se te cayó con 8 años. DNI, of course, última renta presentada, nóminas (o en mi caso seguros sociales... el autónomo vamos) y un sinfin de contestaciones a todo tipo de preguntas para que al final la conclusión sea que todo recaiga en tu novio que "pa eso él tiene un trabajo fijo normal". Mu bien.

Lo primero que se firma es un contrato privado en el que le das una señal al vendedor como acto de tu interés supremo por su inmueble. Si esta persona acepta tu señal y el precio acordado entre ambas partes ya lo peor ha pasado. Si decidieran retirar el piso de la venta, vendérselo a otra persona, o quemarlo, entonces tendrían que devolver la señal que se le ha entregado doblada. Esto quiere decir que si le has dado 12.000€ de señal y el vendedor se echa atrás, te tiene que dar 24.000€, con lo cual en momentos de flaqueza incluso espero que esto ocurra. No... ¡es broma!

Luego tiene que ir el tasador para continuar con la historia papiresca del banco. Días después se va ante notario a firmar la hipoteca (bueno, después de que hayas ido mil veces al banco a ver en cuántos años, cuotas, intereses y etc se queda). Y ya por fin... ¡¡Te dan la llave!!

Yo, sinceramente, es el momento que estoy esperando para que mis palabras se tornen un pelín más divertida. Porque tanto papel, tanta cuenta y tanto banco aburren a cualquiera. Sí, soy como una niña pequeña... lo que quiero es jugar ya con mi casita, jijiji.

Proceso de compra. Vol.II - Consejos

Como os prometía en la anterior entrada, os contaré (sí, así de sopetón) el mayor encontronazo que tuve con las inmobiliarias. Que, dicho sea de paso, todas parecen haber surgido de una pequeña mafia absurda que contrata a vendedores extraños que te intentan convencer de cosas totalmente aleatorias como que tal distribución es perfecta o que la ventaja de ahora es que puedes poner suelo laminado encima de cualquier suelo. O que van a poner ascensor en ese cuarto al que acabas de subir por una escalera horrible en la que, en cada tramo, temías que apareciera algún peligro interior potencialmente peor que cualquier peligro exterior.

Una vez aprendáis a tomaros con humor el hecho de que el 80% de los agentes inmobiliarios son unos personajes, las visitas serán menos surrealistas. Bueno, parecerán menos surrealistas que al principio. En nuestro caso tuvimos a un señor que nos intentaba convencer de que la inmobiliaria era suya porque él facturaba como autónomo. Nunca entendí ese interés en convencernos de eso. Sobre todo porque ese día y en ese momento estábamos en un piso pequeño, oscuro, sucio y maloliente (muy maloliente). Yo lo que quería era irme, y el tipo ahí parado justificando su alegato. Mientras tanto, su acompañante, un señor de su misma edad (unos 40) no hacía más que ponerle pegas al piso y mirar con cara de asco. Pero no en plan antipático, al contrario, hacía bromas todo el rato.

Otro de los agentes fue bastante gracioso. La historia es graciosa aunque corta. No llevaba las llaves. Sí, así de simple. Existe. Un agente que va a enseñarte un piso y no lleva las llaves. Fuimos hacia el bloque, subimos la escalera, sacó un llavero, probó una y vio una cerradura que no le sonaba. Llamó a noséquién y, efectivamente, esa cerradura él no tenía como abrirla. No nos ofreció enseñarnos nada más ese día, nos dijo que en cuanto tuviera la llave nos avisaba y todavía estoy esperando. Me quedé con la intriga de cómo sería aquel piso del que no me gustó demasiado la zona pero sí el precio. Ya es mejor no pensarlo.

Y nuestro agente estrella: el imprensentable de dudosa confianza.
Este se merece una sola entrada pero intentaré resumirlo aquí para no regodearme más en la ira, el enfado, la decepción y la vena psicópata que me sale cuando me acuerdo de esa historia.
Este personaje (era mortalito, como se dice en mi pueblo) no tenía desperdicio. Nos hacía siempre esperar, unas veces no aparecía (mandaba a algún compañero para que nos enseñara el inmueble y le teníamos que contar a ooooootra persona más nuestra vida y el por qué nos gustaría que tuviera 3 habitaciones), se empeñaba siempre enseñarnos tipos de piso que ya le habíamos dicho que no queríamos, etc. Y pensaréis, ¿por qué quedabais con él entonces? Simple. Porque la inmobiliaria para la que trabajaba tiene casi el monopolio de la zona donde queríamos vivir. Spoiler: al final compramos en el barrio anexo.

Al grano. Un día vamos a su oficina porque teníamos que ver otra tanda de pisos con escaleras de la muerte (en serio, hay bloques que deberían plantearse aunque sea poner una luz en condiciones), justo al llegar nos habla de un piso que nos puede interesar pero que tenía el problema de que, al ser de herencia, había que pagarlo al contado. (Esto es porque al no estar elevado a público no se puede hipotecar, con lo cual la operación de compra tiene que ser al contado y una vez elevado a público ya puedes hipotecar el inmueble, que es tuyo). En este tipo de circunstancias el precio baja muchísimo porque los vendedores son conscientes de que la mayoría de la gente no tiene una losa con 50.000€ en metálico en su casa. Fuimos a ver el piso, igual que muchos que habíamos visto y que valían 20.000€ más, la zona genial, el piso muy bien (para reformar, ¿qué os creíais? pero con ese precio, lo que te "ahorras" te da para una super-reforma) así que lo que quedaba era ver si podíamos conseguir el dinero en una ardua recopilación de favores familiares.
En un par de días habíamos ido al banco, a nuestros padres, hermanos, etc y habíamos conseguido reunir todo lo necesario para lanzarnos a por nuestra ganga.

¿Qué pasó? Este maravilloso personajo nos dijo que diéramos la señal y el señor del banco nos recomendó que primero comprobáramos que el piso no tenía deudas o problemas fiscales, o con el banco o con el registro de la propiedad, la herencia, etc. Así que comunicamos nuestra intención de compra a la inmobiliaria y el banquero se puso manos a la obra en un spring de comprobaciones burocráticas. En la inmobiliaria nos dijeron que era nuestro y le llevaron los papeles pertinentes al señor del banco. En cuestión de dos o tres horas... ¡Dos o tres horas! ya estaba todo listo y llamamos a la inmobiliaria para llevar la señal. Pero... oh wait... EPIC FAIL. Casualmente... (y una m!) nos dijo este señor que alguien acababa de llevar una señal para ese piso. ¿Hola?. Habíamos hecho las comprobaciones en tiempo récord, habían llevado ellos todo lo necesario al banco porque en teoría era nuestro (nos dieron su palabra). Y ahora resulta que cuando tenemos a toda la familia movilizada y todos los papeles en la mano ¿nos dice que no? Imaginaos la carita que se nos quedó. Primer gran chasco de nuestra experiencia como compradores de inmueble.

Pero de todo se aprende, así que a partir de ahí, aunque menos ilusionados, hacíamos un interrogatorio intensivo a los agentes, unas miradillas con el rabillo del ojo y una dosis muy prudente de desconfianza. Se disfruta menos. Porque ya no son visitas desde los mundos de Yupi pensando... "¡Yuhu! ¡Seguro que va a ser un piso super ideal!". Pero no perder la esperanza es la clave. Porque al final... ¡El piso de tus sueños acaba apareciendo! (¡Y con otra inmobiliaria! ¡¡Ea!!).

Sin rencores.

martes, 11 de febrero de 2014

Proceso de compra de un piso/casa/techo desde cero Vol.I

Antes siquiera de haber tomado realmente la decisión de comprar un piso (o casa, o cualquier lugar con techo al que puedas llamar "hogar") el primer impulso es hacer una búsqueda en Google. Seleccionas la zona que quieres, lo metros cuadrados de los que te gustaría disponer y, si acaso, un precio máximo de compra. Et voilá. Te quedas con la carita de otra porque con ese precio no hay nada. Vuelves a probar y decides aventurarte a no seleccionar ningún precio en la búsqueda. Ahí es donde realmente empiezas a conocer el mercado. Mercado que, con la que todos dicen que está cayendo, te esperabas mucho más asequible.

Curiosamente, da igual en la página que entres a buscar. Siempre, pero siempre siempre siempre, aparece como sugerencia un piso super ideal que está en la otra punta de la ciudad. En este caso: Sevilla. Si buscas algo en Triana las mejores opciones serán de Sevilla Este, (esto es "Mordor" para los que no conozcan la hispalense). Si buscas en Los Remedios (Zona "o sea") te saldrán suculentas ofertas en Los Parajitos (Zona nada "o sea"). Y así sucesivamente. Te quedas siempre con la sensación de que te están trolleando.

Lo siguiente, cuando ya estás más animada y decides que visitar las casas puede ser mejor que ver fotos que parece que obliguen a echar con el móvil, es darle a "contactar". Ahí es donde empiezan a ficharte los señores de las inmobiliarias. Estás perdida. O perdido, claro. Una vez contactas, pasas a formar parte de una tarea casi diaria telefónica que desempeñan estas personas. Mi consejo es hacer un intensivo para que la búsqueda no se haga ETERNA. Si te llaman di que sí, porque tarde o temprano tienes que ir y, créeme, es su trabajo: no dejarán de llamarte. Es mejor ir de kamikaze y darle a "contactar" casi a diestro y siniestro.

En un par de días se te habrá puesto cara de telefonista y los gemelos como piedras de ir a ver hogares potenciales (y no potenciales). Ahí es cuando empiezas a sospechar que lo de las fotos hechas con el móvil es una vil estrategia para que luego no parezca todo tan horrible. Los mejores precios están para reformar, los sitios reformados siempre parecen obra y gracia de aquel personaje al que llamaban "la hierbas", todo de colores, y si te encuentras alguno que esté para entrar pero que necesite reformas al final tampoco compensa el precio.

Finalmente, en mi caso al menos, decidí optar por la opción reforma. Sí. REFORMA. Maldita la hora. Aunque en realidad sigo pensando que es la opción menos mala. La diferencia de precio viene a ser lo que te gastas en la obra, la instalación y los muebles. Y al cabo de dos meses (o eso espero que ocurra), tendré una casa que me ha costado lo mismo que la de la hierbas, pero a mi gusto.

Pero no tan rápido. Hasta que llega el momento de firmar no sería nada raro algún roce con algún agente inmobiliario, alguna operación abortada sospechosamente a última hora (true story, os la cuento en la próxima entrada) o algún vendedor que no se baja del burro y vende su inmueble a precio de diamante tallado en Tiffany's. El mejor consejo posible es: paciencia.

lunes, 10 de febrero de 2014

Comienza la aventura

Hace un año en estos días empecé con mi novio. Y digo "en estos días" porque realmente es complicado elegir un momento justo en el que una relación empieza (a mi parecer, claro). Que sí, que tenemos una fecha de aniversario y esas cosas, pero ya me entendéis.

El caso es que con cierta edad (aunque tampoco tanta, jeje...) haber encontrado a la persona que sabes que es la adecuada da una megadosis de emoción, alegría y tranquilidad que te empuja a hacer cosas como esta: comprarse un piso llevando juntos solo un año.

Hasta que la casera del piso de alquiler en el que vivía no puso el suyo en venta, preguntándome antes que si a mí me interesaba, no me había planteado enfrentarme a una compra de esta magnitud (soy freelance autónoma, y para los que no tenemos ingresos fijos la carga puede hacerse más pesada). Tener casa propia es de esas cosas que la mitad de la población considera una tontería y un estrés innecesario y la otra mitad una buena idea. Yo estoy en esa segunda mitad. Obviously.

Hasta el momento la odisea de buscar y encontrar piso ha durado un intensivo de dos meses (que realmente no es tanto) y ya en esta mínima parte del recorrido hemos aprendido mucho. Así que por eso he decidido crear este cuaderno de bitacóra en el que recopilar todos los capítulos, en su mayoría surrealistas, de los que se compone esta aventura.

Aunque quien me conoce diría que lo hago para quejarme. You'll never know. (risa malvada).